Nuestro cliente, un chico joven, buscaba resolver en una vivienda de 36 m2 útiles totales un programa que incluyera una habitación independiente, baño con ducha hidromasaje, cocina y un salón con un sofá estupendo para poder disfrutar de una televisión grande. Además, contaba con un presupuesto muy ajustado para todo que debíamos tratar de no superar, incluyendo el mobiliario de toda la vivienda. Lo dicho, todo un reto muy interesante.

Al incluir un programa tan fragmentado en un espacio tan limitado, lo que nos planteamos como objetivo fue el conservar la percepción del espacio completo lo máximo posible. Para ello vaciamos la vivienda por completo eliminando el baño existente (desproporcionadamente grande para el tamaño de la casa), cuyo techo servía de altillo para la cama.

En la nueva distribución, la habitación es el volumen central protagonista, rasgado con una ventana que recorre su perímetro y que nos permite ver la profundidad de la vivienda sin que se invada la intimidad de la estancia. Así, disfrutamos además de la vista de las viguetas de madera del techo abuhardillado y de la fachada completa, sin cortar el espacio y ganando luz natural.

Todo el mobiliario (tanto la cocina como el almacenamiento en general) se lleva al perímetro, al igual que la zona de baños, que se convierte en una banda estrecha al fondo de la vivienda dividida en un aseo de invitados con acceso independiente, y la zona de ducha más asociada al dormitorio. Esta banda se delimita mediante vidrio blanco, nuevamente para ganar luz sin perder intimidad.

De nuevo, usamos una paleta de colores sencilla: el blanco para dar luminosidad y agrandar el espacio, el rojo protagonista en el mobiliario de cocina y almacenamiento, y un mosaico de una gama de azules y verdes para el interior del aseo y la ducha.

Por último, con la iluminación se busca potenciar también el techo abuhardillado y las viguetas de madera, usando focos puntuales de corte industrial.